Recientemente, por cuestiones políticas, alguien a quien consideraba
importante en mi vida me dejó de hablar y privaron de su trabajo a un familiar muy querido para mí. Estos acontecimientos han hecho que el siguiente pensamiento ronde constantemente por mi mente: la
política saca lo peor de nosotros.
Por todos lados se lee, escucha y ve mucho
odio y resentimiento. Nos burlamos e insultamos a los demás porque creemos
tener la verdad absoluta. “Discurso de Odio”, le llaman. No somos
mejores, ni más inteligentes que el resto por votar por X o Y. Todos somos
iguales con condiciones y oportunidades diferentes.
Tenemos derecho de expresar lo que
pensamos y sentimos, y debatir temas es delicioso y enriquecedor. Sin embargo,
existe gente que se ofende y toma de forma personal las opiniones ajenas
y otros que se esmeran en intentar cambiar la forma de pensar de los demás.
No podemos ver a la política como una
forma de dirigir nuestra vida, nuestras relaciones sociales, nuestras acciones,
etc. Nos enojamos, peleamos con otros, criticamos, pero ¿qué estamos ganando?
Cuando la gente habla o escribe sobre
política deja ver un poco de su educación, valores, forma de sentir y pensar,
muchos me han decepcionado. Y sí, esto también es una autocrítica para mí.
Las diferencias de pensamiento y opinión
son parte de la riqueza del ser humano y del mundo al que pertenecemos. No
existirían tantos inventos que nos han mejorado la vida, diferentes géneros
musicales y literarios, expresiones artísticas, deportes... hasta partidos
políticos, de no ser por el pensamiento variado y libre.
Creo que la política es una buena forma de
practicar la tolerancia y el respeto hacía el derecho y la libertad que tenemos de pensar y expresarnos de
forma diferente.
No importa quien llegue al poder y como lo
haga: si fue elegido por nosotros o impuesto, al final los políticos se reirán
de nosotros y las cosas en México no cambiarán si no empezamos por ser más
solidarios, tolerantes, respetuosos entre nosotros mismos y nuestro entorno.
Y bueno, terminaré citando esta gran
frase, para que reflexionemos un poco sobre la Libertad de Expresión: “Estoy
en desacuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a
decirlo.”, The Friends of Voltaire, Evelyn Beatrice Hall.
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