miércoles, 19 de septiembre de 2018

México en Septiembre


Hace unos meses los mexicanos nos convertimos en enemigos, nos insultamos y nos burlamos unos de otros porque no tenemos la capacidad de tolerar y respetar a los que piensan de forma diferente.

Hoy revivimos tres episodios que marcaron a México en el corazón. Hoy recordamos que ante la fuerza de la naturaleza todos somos iguales: no reconoce clase social, estatus económico, apariencia, procedencia, formas de ser y pensar; pareciera ser más justa que nosotros. Tres veces en septiembre (7 y 19), en tres tiempos diferentes México perdió vidas, perdió patrimonio, y tres veces México ha luchado por reconstruirse, por levantarse desde los escombros y empezar de nuevo.

Hoy nos necesita más fuertes y unidos, hoy debemos de olvidar las diferencias banales y caminar juntos, hoy tenemos que volver a ser hermanos. #19S

Kira

miércoles, 1 de agosto de 2018

México indiferente durante años

No me gusta hablar de política públicamente por 3 razones:
1. No conozco lo suficiente del tema para expresar una opinión crítica, objetiva, justificada y/o suficientemente informada.
2. La política en México es un tema sucio y no voy a desgastar mis energías en él.
3. No hay tolerancia y respeto hacia el pensamiento diferente.

Pero no podía quedarme callada, una vez más, porque ya me cansé de leer tantos argumentos sin sentido, falsos, sobrados de indiferencia, burlas e insultos en redes sociales, todo porque no ganó el candidato que querían, así es que decidí escribir lo siguiente:

Durante años, los mandatarios y su descendencia se han burlado de nosotros y nos han insultado. Durante años, el gobierno de México nos ha robado descaradamente, nos ha cargado de impuestos excesivos, ha recortado porcentajes importantes de personal en sus dependencias, organismos e institutos, quizá algún conocido ha sido víctima, nos ha proporcionado malos servicios públicos: poblaciones sin agua, luz, electricidad, mala seguridad; le ha dado escuelas en condiciones precarias y hospitales sin insumos a la sociedad, nos ha hecho transitar por carreteras inservibles y vialidades llenas de baches, y no parece que nos importe. Durante años muchos hemos vivido con salarios miserables y condiciones laborales precarias; hemos visto el dólar a más de $20.00 y el alza del costo de la gasolina que causa el incremento del precio en servicios y productos. Durante años, hemos permitido el fraude y hemos sido parte de la corrupción, hemos permitido la discriminación y el racismo hacia los pueblos indígenas, las mujeres, los adultos mayores y los niños, vemos a millones de mexicanos viviendo en pobreza extrema, sin acceso a vivienda digna, alimentación, educación, seguridad y salud, pero no les tendemos una mano. Durante años, el gobierno ha mantenido una guerra sucia contra el narco que ha cobrado miles de vidas inocentes, fue partícipe de masacres de estudiantes e indígenas, desapareció a otros estudiantes, permitió que los disolvieran en ácido, que día a día aparezcan decapitados, ahorcados, despedazados, en puentes, terrenos, fosas clandestinas, miles de feminicidios, niños con cáncer inyectados con agua, tráfico de menores, periodistas muertos, y no alzamos la voz porque no son cercanos a nosotros. Durante años solo hacemos comentarios como: por puta la mataron, por drogadictos los desaparecieron, por flojos, porque quieren todo del gobierno, por morenos, por nacos, por chairos y derechairos... pensar así es permitir y estar de acuerdo en que todo eso siga sucediendo. Nos burlamos de un niño por sus gustos y formas de expresión y eso es parte de permitir que nuestra niñez sea violentada, violada, masacrada: la burla también es violencia. 

Hoy grito: ¡BASTA! ¿No se dan cuenta de que están mostrando y desahogando todo el odio y resentimiento que han guardado y acumulado durante años y ahora lo quieren desquitar con quienes no han asumido el cargo? Lo hacemos evidente en el momento en el que recurrimos a una injuria para referirnos a algún individuo, cosa o situación. Nos vemos, leemos y sonamos ridículos.

Ah, pero ahora nos sentimos con el derecho de exigir que se arregle todo el desmadre que permitimos que hicieran con México y fingimos ser "intelectualmente superior” porque aparentemente estamos informados por el excesivo bombardeo de noticias, en gran medida falsas, y creemos tener la verdad absoluta. No nos engañemos: no nos importa el futuro y el bienestar de México, no nos importa su gente, no nos importa su economía, sus recursos naturales, su flora y fauna, sus tradiciones... solo nos importa seguir viviendo en la mediocridad y en el engaño, tener dinero para la "peda" y creer que México está bien porque aparentemente no nos hace falta nada. Si en serio nos preocupara el país, estaríamos vigilando el cierre de esta administración para ver en qué condiciones lo van a entregar. Que HIPÓCRITAS somos.

México somos todos, no solo nosotros mismos y nuestra falsa comodidad. No necesitamos otro terremoto o una catástrofe mayor para entender que tenemos que mantenernos unidos, porque eso tampoco sirvió. 

Lo que me duele de México es su gente.

Y bueno, como dice el pueblo: a quien le quede el saco, que se lo ponga.

¡Suerte México, somos muchos los que te queremos ver bien, ver grande!

Kira

martes, 12 de junio de 2018

Hablando de Política

Recientemente, por cuestiones políticas, alguien a quien consideraba importante en mi vida me dejó de hablar y privaron de su trabajo a un familiar muy querido para mí. Estos acontecimientos han hecho que el siguiente pensamiento ronde constantemente por mi mente: la política saca lo peor de nosotros.

Por todos lados se lee, escucha y ve mucho odio y resentimiento. Nos burlamos e insultamos a los demás porque creemos tener la verdad absoluta. “Discurso de Odio”, le llaman.  No somos mejores, ni más inteligentes que el resto por votar por X o Y. Todos somos iguales con condiciones y oportunidades diferentes.

Tenemos derecho de expresar lo que pensamos y sentimos, y debatir temas es delicioso y enriquecedor. Sin embargo, existe gente que se ofende y toma de forma personal las opiniones ajenas  y otros que se esmeran en intentar cambiar la forma de pensar de los demás.

No podemos ver a la política como una forma de dirigir nuestra vida, nuestras relaciones sociales, nuestras acciones, etc. Nos enojamos, peleamos con otros, criticamos, pero ¿qué estamos ganando?

Cuando la gente habla o escribe sobre política deja ver un poco de su educación, valores, forma de sentir y pensar, muchos me han decepcionado. Y sí, esto también es una autocrítica para mí.

Las diferencias de pensamiento y opinión son parte de la riqueza del ser humano y del mundo al que pertenecemos. No existirían tantos inventos que nos han mejorado la vida, diferentes géneros musicales y literarios, expresiones artísticas, deportes... hasta partidos políticos, de no ser por el pensamiento variado y libre.

Creo que la política es una buena forma de practicar la tolerancia y el respeto hacía el derecho y la libertad que tenemos de pensar y expresarnos de forma diferente.

No importa quien llegue al poder y como lo haga: si fue elegido por nosotros o impuesto, al final los políticos se reirán de nosotros y las cosas en México no cambiarán si no empezamos por ser más solidarios, tolerantes, respetuosos entre nosotros mismos y nuestro entorno.


Y bueno, terminaré citando esta gran frase, para que reflexionemos un poco sobre la Libertad de Expresión: “Estoy en desacuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo.”, The Friends of Voltaire, Evelyn Beatrice Hall.


Kira

miércoles, 7 de marzo de 2018

Y tú ¿qué piensas de México cuando vas en Metrobús?

Decidí ser usuario del Metrobús desde que descubrí que ahorro en tiempo, dinero y estrés, pues ahora vivo a 20 minutos, o menos, de la oficina. Es una maravilla moverse de un punto a otro en poco tiempo en esta ciudad tan saturada de gente y automóviles viviendo en un constante atolladero.

Sin embargo, no todo es felicidad, porque, a través de experiencia, he podido observar la falta de educación, respeto, empatía, tolerancia, solidaridad, la indiferencia, de los usuarios, incluyéndome.

En una ocasión me encontraba formada para ir a casa en Metrobús y el primer vagón que se paró iba un poco lleno, a un lado mío estaba una familia esperando también: mamá, hijo mayor e hijo menor en silla de ruedas con visible problema motor. Las puertas se abrieron y la gente creó un caos en el que nadie podía salir o entrar y, pese a que muchos de los que iban ocupando el lugar destinado a personas con alguna discapacidad, vieron a la familia, ninguno tuvo la decencia de hacer espacio para que subieran. En la cara de la familia, especialmente la del pequeño pude ver la decepción instantánea que esto provocó, sumado al cansancio que mostraban sus rostros. El niño hizo gestos de reclamo cuando el Metrobús arrancó y su hermano y mamá lo consolaron diciendo que pronto llegaría otro. Entonces me pregunté: ¿Cuánto tiempo estarían esperando hasta que pasó el siguiente semivacío y pudieron ingresar? Sentí tanto coraje, tristeza e impotencia por no haber hecho algo para ayudarlos.

Esto me llevó a observar con mayor atención y reflexionar sobre el uso que damos al transporte público en el país, especialmente en el Metrobús:

Algunos vamos saliendo del trabajo, otros irán rumbo a su jornada, estamos cansados, con ganas de llegar a nuestro hogar a descansar, a cenar, llegar puntual al trabajo, a alguna reunión, etc., no somos los únicos.

Formados y en espera del Metrobús, llevas algún tiempo parado o sentado, rodeado de gente con la misma necesidad que tú y, ¡Oh, sorpresa, el Metrobús va a reventar!, no entra ni una mosca: hay tráfico, llovió, una marcha, no importa; como si fuera el último que va a pasar en el día o fuese el fin del mundo, todos nos queremos subir sí o sí, sin importar si en el intento no dejamos que bajen los que lo requieren, sin importar si lastimamos, agredimos, empujamos a los demás. ¿Por qué la agresión?

Y qué decir del uso de los primeros vagones del Metrobús que, se supone y es muy claro, están destinados para el sexo femenino, mujeres embarazadas, mamás y papás con menores de edad, adultos mayores de ambos sexos, personas con capacidades diferentes. ¿Por qué el abuso?

¿Qué tal los que se hacen los dormidos para no ceder su lugar, no importa siquiera si a su lado va parado un adulto mayor, sea hombre o mujer? O las mujeres y su indiferencia al ver a un hombre cargando un bebé. ¿Querían igualdad? Ceder el asiento a un papá con bebé en brazos o aun adulto mayor del sexo masculino es igualdad.

¿Por qué los padres de familia que llevan a los hijos no tan pequeños sentados en un lugar, mientras una mujer embarazada, adulto mayor, papá/mamá con hijo en brazos, no les enseñan a cederlo? No se vayan a quedar paralíticos por ir parados un par de estaciones. Pero no, les enseñan a ser "gandallas" desde pequeños.

¡Ah!, y no olvidarnos de los que pasan golpeando y empujando porque tienen que bajarse en la siguiente parada y no estaban listos, ¿es muy difícil decir con permiso?. y otros que se paran frente a la puerta, aunque no vayan a bajar por un buen rato, y no dejan que los demás puedan entrar o salir.

¿Qué tiene que pasar para que esto cambie? ¿Qué es lo peor que podría suceder si todos empezáramos a ser más amables? México nos necesita, necesita que seamos más generosos, respetuosos, empáticos, amables entre nosotros, y no solo en cuestiones de transporte.

No podemos ir por la vida siendo tan indiferentes. El cambio está en nosotros y es nuestra responsabilidad.

y tú, ¿qué piensas de México cuando vas en Metrobús?

Kira